La Puerta Alquímica de Roma

En el centro de la bulliciosa Piazza Vittorio Emanuele de Roma, los restos de una antigua villa revelan la Porta Alchemica, o la Puerta Alquímica, un portal a los secretos de la alquimia de 1600.

Este misterioso monumento, a veces simplemente llamado «puerta mágica», se halla emplazado en una esquina de los jardines de la Piazza Vittorio. Curiosamente si bien es un área bastante transitada, la misteriosa puerta pasa desapercibida para la mayoría de los transeúntes.

La Puerta Alquímica



La puerta alquímica es el único resto de la Villa de Massimiliano Palombara, Marqués de Pietraforte, que vivió aquí entre 1614 y 1680. La cual fue destruida, al igual que muchas otras villas en esta área, durante la construcción del barrio Esquilino. Pero la puerta se salvó, probablemente debido al misterio que rodea su significado.

Las leyendas cuentan que la puerta alquímica no es una simple puerta, sino un portal que solo serán capaces de cruzar aquellos que pueden descifrar todos los símbolos y fórmulas arcanas que están inscritas en su marco.

Palombara era un gran experto en ciencias esotéricas que tenía un profundo interés en la alquimia. Pertenecía a la élite cultural de la época y también era miembro de la famosa sociedad secreta de los rosacruces. En su Villa, mantuvo reuniones con alquimistas y sabios que compartían sus intereses, entre ellos estaba el famoso astrónomo Domenico Cassini.

El visitante extraño

Según la leyenda, Palombara y sus amigos realizaban experimentos en el laboratorio tratando de encontrar la tan conocida piedra filosofal, lo que les permitiría convertir los metales básicos en oro. Un día, un peregrino llegó a la villa de Palombara en busca de refugio. El marquez lo recibió, permitiendole quedarse, sin embargo, al llegar la mañana este había desaparecido. Al día siguiente, se encontró polvo de oro, algo que evidenciaba exitosas transformaciones alquímicas y una hoja indescifrable, la «receta» para la transformación, cerca de lo que hoy se conoce como Porta Alchemica.

Palombara estaba convencido de que el peregrino había encontrado la piedra filosofal y que ese papel revelaba, mediante enigmas su formula. Nadie podía resolverlos, por lo que Palombara decidió inscribirlos alrededor del marco de la puerta. Desde entonces, la puerta custodia el misterio, aguardando a aquel que pueda descifrarlo.

Los epígrafes y los lemas fueron tallados en la puerta por el propio Palombara, quien dejó evidencia de su pertenencia al movimiento esotérico de los Rosacruces. De hecho, los escritos son una especie de exposición de fórmulas alquímicas, completas con advertencias para aquellos que emprendan el difícil camino simbólico de purificación.

El misterio perdura

La naturaleza misteriosa de la puerta se ve acentuada por dos esculturas de aspecto monstruoso a los lados de la puerta que recientemente han sido identificados como dos imágenes de Bes, un antiguo semidiós de origen egipcio, cuyo culto se extendió en el mundo romano.



Los misterios y las preguntas sin respuesta aún rodean la puerta y el extraño símbolo grabado sobre esta alimenta muchas teorías. Pero, por supuesto, para la mayoría de los visitantes de Roma, esta es solo otra curiosa ruina de entre tantas que llenan esta maravillosa ciudad.

Publicar un comentario

0 Comentarios